dijous, 29 de desembre del 2016

Manel Márquez, fundador de Kaosenlared.net: “Defendemos un periodismo de información y opinión, pero también de guerrilla”

Entrevista a Manel Márquez, fundador de "Kaosenlared" y ponente en la Escuela de Verano de los Campamentos Dignidad
“Defendemos un periodismo de información y opinión, pero también de guerrilla”

Enric Llopis (Rebelión)


“(Genocidio silencioso del capital) Cerca de diez personas mueren al día intentando llegar a Europa”; “Podemos se opone a que la ley encubra, previo pago, a los defraudadores fiscales”; “La CUP hace públicas sus listas electorales de cara a la convocatoria del 27-S”; “La juventud andaluza, contra el requisito de las peonadas” (comunicado del Área de Juventud del SAT)… Son algunos de los titulares destacados del periódico digital Kaosenlared el 26 de agosto. El colectivo editorial selecciona las noticias desde un punto de vista “anticapitalista”, “de izquierda plural” y “unitaria”. Más aún, consideran –desde que se fundara la publicación en 2001, con el precedente de Radio Kaos en 1986- que los medios de comunicación pueden ser “instrumentos de lucha de clases”. Kaosenlared se subtitula “Información contrahegemónica para el cambio social”. Además de los apartados de “América Latina”, “Territorios” (Estado español) o “Secciones” (análisis de la comunicación, antifascismo, barricada gráfica, audiovisual o derechos de los animales), el periódico dedica un espacio a la “libre publicación” de lectores e informadores. 
Fundador de Kaosenlared hace quince años, Manel Márquez permanece hoy en un segundo plano. Continúa trabajando como profesor de Historia en un instituto de secundaria, mientras elabora una tesis doctoral sobre Sant Adrià de Besòs, industria e inmigración. Manel Márquez, militante de las CUP, se define en su blog como “anticapitalista”, “ecologista”, “pacifista” y “demócrata”. En Kaosenlared, afirma, “hay una parte en la que hacemos periodismo de información-opinión, pero otra muy destacada de combate y guerrilla. El docente y comunicador ha publicado (sólo o en colaboración) varios libros y artículos sobre historia social, económica y obrera en el ámbito local. Por ejemplo, “Combat per la llibertat. Memòria de la lluita antifranquista a Terrassa (1939-1979)”; “Història Social de Sant Adrià de Besòs. Volumen III. La transformació del territori. La producció de l’espai urbà a Sant Adrià de Besòs, 1910-1940” o “Història Social de Ca N’Anglada: el moviment veïnal 1950-1955”.
-En una mesa redonda sobre “Crisis económica, crisis europea y crisis de régimen” (Escuela de Verano de los Campamentos Dignidad de Mérida), has afirmado que, al contrario de lo que a veces se piensa, mucha gente tiene conocimiento de las injusticias que genera el capitalismo…
-Creo que hay una buena parte de la gente que sabe perfectamente cómo funciona este sistema. Es consciente de que nos encontramos en unas condiciones determinadas de existencia, que son el resultado del capitalismo. Es más, saben que las condiciones de vida -infrahumanas y miserables- del tercer mundo son el resultado de la explotación de nuestros países sobre los pueblos del Sur. En las grandes ciudades, en los lugares donde ha habido activismo político y social (hablo también por mi experiencia como profesor en Terrassa, Sabadell o Santa Coloma), buena parte de la población lo sabe perfectamente.
-Si la “gente común”, no militante ni activista, es consciente de las desigualdades e injusticias que produce el capitalismo, ¿cuál es la función de los medios de comunicación “alternativos”?
-Una cosa es que la gente sepa que esto es así, pero los medios de comunicación hemos de ofrecer el contexto. Cuando alguien dice que el capitalismo es un sistema de explotación, el trabajo del historiador consiste en, humildemente, afirmarlo, pero también explicarlo. Aportar los datos históricos y contar los hechos para justificar esa explicación. Los medios de comunicación también deben dar la información y explicar el porqué de esas informaciones.
-¿Qué etiquetaje prefieres: “medios alternativos”, “prensa independiente”, “contrainformación”…?
-En Kaosenlared empezamos con la “contrainformación” anticapitalista, después se planteó el debate y comenzamos a hablar de “información alternativa”. Hoy simplemente nos referimos a un medio de información al servicio de las clases populares. Pero al principio, hace quince años, empezamos con la guerrilla informativa y una especie de “agit-prop”. El titular contundente, la fotografía provocadora y una entradilla con sustancia, en un tono bastante irónico y ácido, con un toque de agresividad alto e ironía dura.
-¿Se mantiene hoy el modelo?
-Creo que ésta fue, y continúa siendo, la identidad de Kaosenlared. Es un periodismo más de combate y guerrilla, pero que en mi opinión no falta a la verdad. Cuando comenzamos fueron años muy duros. Una cosa era Rebelion.org y otras páginas, con un contenido más informativo, analítico y de opinión más elaborada, y otra cosa era el periodismo de guerrilla que hacía Kaos. Eso le llevó a convertirse, y continuar siéndolo hoy, el medio de comunicación “alternativo” más leído en el estado español. (En el inicio de la campaña solidaria de apoyo en Werkami, en diciembre de 2013, Kaosenlared aseguraba contar con una media de 45.000 visitas diarias y “picos” de 90.000. Nota del entrevistador).
-¿Qué espacio se le reserva a la información en sentido estricto?
-La idea de Kaosenlared es dar información sobre diferentes aspectos de la realidad en las secciones y en el apartado de “territorios”. Pero también contamos con un espacio para la comunicación de las actividades de los movimientos sociales, el debate político y la opinión. Se incluye el audiovisual y las nuevas tecnologías, también la “barricada” humorística.
-¿Cuál es la diferencia entre Kaosenlared y otros medios de comunicación “alternativos”?
-Básicamente, creo que la diversidad de personas que publican en la página web. Por ejemplo, desde planteamientos abiertamente libertarios hasta otros en torno a Podemos o la CUP. Hemos sido una página web anticapitalista, que ha dado voz a todas las corrientes del anticapitalismo: desde las moderadas, hasta las más radicales. Además de la heterogeneidad, está el compromiso del medio. Kaosenlared ha dado la cara por todas las luchas, que a veces en otros espacios no se entendían. Por ejemplo, el apoyo a las luchas sociales en el País Vasco y Cataluña. Cuando se ha criminalizado a la izquierda abertzale, hemos estado allí defendiéndola. También cuando se ha criminalizado a los movimientos sociales en Gamonal o al movimiento Okupa. Hemos estado los primeros en las luchas, y eso nos ha supuesto estar siempre en el disparadero. Cubrimos, en la página web y las redes sociales, el pasado mes de julio la Acampada de Sol (Madrid) contra la Ley Mordaza, que a los 18 días fue desalojada por la policía, en la que estuvieron 30-40 personas y algunos días cien.
-¿Cuáles son, a tu juicio, los principales retos a los que se enfrentan los medios independientes?
-Los mismos que teníamos hace quince años: llegar a la gente. Las cifras que ha alcanzado Kaos no están mal, y se han conseguido con muy pocos recursos. Pese a ello, la influencia continúa siendo poca. Pero la gente conoce la página. Yo siempre decía: que cualquier persona con acceso a Internet pueda entrar en Kaos, que a la gente le aparezca en los “buscadores”. Mucha gente no entra directamente a la página pero la conoce.
-¿Entre los desafíos incluirías, además de ampliar las audiencias, la profesionalización de los periodistas?
-Eso es fundamental. Al principio, el “núcleo duro” de Kaosenlared lo formaban historiadores, profesores y filósofos, entre otros. Los periodistas eran una parte más de la página web, ahora no ocurre lo mismo. Por ejemplo, Diana Cordero es psicóloga y periodista. Es importante que sean periodistas y que fueran personas “liberadas”, pero no encontramos los mecanismos para conseguirlo. Lo hemos intentado mediante la publicidad (sobre la que establecemos potente filtros) y las campañas específicas de ayuda a la página web. En la última campaña de apoyo al portal, que se inició en diciembre de 2013, conseguimos 12.600 euros. Contamos asimismo con 163 suscriptores, que aportan cuotas desde 36 euros anuales. Creo que en los medios de comunicación en Internet hace falta un núcleo de periodistas, profesionales, con sus ingresos y condiciones laborales óptimas.
-¿Consideras necesario potenciar la colaboración entre los medios “alternativos”? ¿Cómo son actualmente las relaciones entre los medios de comunicación independientes?
-Hay una buena relación, pero la colaboración es muy pequeña. Es algo que hemos hablado siempre, aunque al final resulta muy difícil. Sin embargo, todos hemos actuado solidariamente en el caso de Boro, periodista de La Haine detenido el 29 de marzo de 2014 en Madrid mientras cubría la manifestación “Jaque al rey”. Más de un año después le llegó la notificación de apertura del juicio oral. El fiscal pedía para Boro dos años de prisión por el delito de atentado a la autoridad y otros dos años por cada delito de lesiones a dos policías. Pero a la hora de trabajar juntos cuesta mucho, porque somos colectivos diferentes y dispersos. Una cosa es Rebelion.org, con noticias más de reflexión y contenido; La Haine es otra manera de ver la información. Por otro lado, Kaosenlared es una mezcla de Rebelion.org, La Haine e Indymedia. Diagonal hace básicamente periodismo… Nosotros hacemos periodismo, porque en Kaos hay periodistas, pero de “guerrilla”.
-¿Y en cuanto al periodismo de investigación?
-Lo que más hemos trabajado son los artículos de opinión, las entrevistas y las crónicas. El periodismo de investigación no lo hemos trabajado, y hay que hacerlo. Lo que Kaos ha hecho siempre es visibilizar trabajos de investigación de otros medios. Por ejemplo, los textos de los compañeros de Ahötsa o Apurtu.org, que terminaron cerrándolo. Al compañero Miguel Ángel Llamas “Pitu” lo detuvieron junto a otros tres gestores de Apurtu.org en enero de 2011. Estuvo un año en la cárcel.
-Defiendes el periodismo “de guerrilla” pero también la necesidad de llegar a más gente. ¿Se corre el riesgo de asustar a los lectores a golpe de titular trallero?
-Una cosa es el titular duro y otra el titular irónico. Nosotros los combinamos. La gente sabe qué es Kaosenlared. Sabe que va a encontrar artículos de opinión como los que publica Rebelion.org y textos en profundidad, pero también otros de combate. Además, el titular irónico tiene su público y la gente espera encontrarlo en Kaos. Por ejemplo, “Ahora vienen los socialistas diciendo que cuando gobiernen cambiarán la LOMCE”; o “Crisis, ¿qué crisis? El ejército invierte mil millones de euros en tanques, explicamos la ruina”. Es el tono que hemos tenido siempre, ácido, con sorna…
-¿A qué objetivos responde una sección de “libre publicación”, sin filtros? ¿Hay riesgos de que se pierda el control, aunque sea mínimo, sobre los contenidos?
-Todo el mundo puede publicar en Kaos, nunca se han puesto limitaciones. En el día a día, cinco personas coordinan la página web, además hay un grupo de apoyo. Nos ha ido muy bien con la “libre publicación”, porque mucha gente que no conocíamos ha podido colaborar con nosotros, por ejemplo, compañeros de México, Chile o Bolivia. Después de empezar las colaboraciones en “libre publicación” se han ido incorporando al proyecto. También se garantiza así que Kaos no sea un medio cerrado, y que la gente pueda dar su opinión. Esto ha generado algunas controversias y problemas, aunque ahora menos.
-¿Cómo ha evolucionado Kaosenlared desde su nacimiento en 2001?
-Se han mantenido estables principios como dar voz a los sin voz; y tener cada vez más claro un planteamiento anticapitalista (que incluya a todas las corrientes anticapitalistas), abierto a los movimientos sociales y políticos. También con un funcionamiento asambleario y horizontal. Lo que más ha evolucionado es el tipo de lector y de presentación. De hecho, cada vez hemos introducido más elementos visuales. A diferencia de medios como Rebelion.org o La Haine, siempre le hemos dado mucha importancia a la imagen, y cada vez más. En 2006 se introdujo la “galería” de fotografías; también destacaría el vídeo y la importancia de los humoristas. La presencia de las redes sociales ha sido otro cambio dentro de la web.
-¿Y en cuanto a los lectores?
-Nuestro lector medio ha variado de alguna manera, pero creo que continúa siendo un público muy joven. Ahora bien, no tanto como al principio. Hace quince años contábamos también con un sector de lectores “asentado”, y es a partir de 2003 –el momento en que Kaos empieza a ganar fuerza- cuando se incorporan muchos lectores y activistas jóvenes, porque el discurso de Kaosenlared es asimismo joven, con una manera de hacer muy dinámica, también los comentarios… Hoy creo que el público está más diversificado.
-Por otro lado, ¿encuentras algún parecido entre tu trabajo como docente y tu labor de contrainformación en Kaosenlared?
-Comunicar de manera crítica lo debemos hacer en todos los lugares, sea en la enseñanza, sea en los medios de comunicación. Lo que en Kaos hemos aportado, creo, es un lenguaje más sencillo, asequible y popular. Al igual que la fotografía irónica, el titular con sorna, la entradilla “cañera” y combativa… Son mecanismos para atraer la atención del lector. También cuando un profesor está dando una clase, ha de utilizar determinados mecanismos para que los alumnos no se aburran. No sólo es útil la capacidad de explicación y el conocimiento de la materia. A veces hay que utilizar recursos irónicos y humorísticos.
-Te referías a dar voz a colectivos y personas silenciadas. ¿Eres partidario de los “filtros” periodísticos en los comunicados emitidos por los movimientos sociales?
-Nosotros no tenemos. Se trata precisamente de dar voz a esos colectivos.
-¿Son compatibles información y rigor con agitación y propaganda? ¿Cómo se resuelven estos posibles desequilibrios en Kaosenlared?
-Una cosa es el periodismo y otra la agitación y la propaganda. En Kaos hay una parte en la que hacemos periodismo de información-opinión, pero otra muy importante en la que practicamos el periodismo de combate y guerrilla. Que reivindica y anima a luchar, a la gente que lucha. Que busca dónde está el eslabón débil del sistema para apretar. Busca las contradicciones. Éste es un periodismo profundamente político (no partidista) y anticapitalista. Además considero que esto sí es compatible con el rigor, siempre que se ironice sin faltar a la verdad. Nos pueden acusar de cualquier cosa, pero todo lo que hemos hecho (se esté de acuerdo o no) ha sido pensado. Podemos tener muy mala leche, es cierto, pero jamás hemos faltado a la verdad. Intentamos dar todos los elementos de contexto para la reflexión.
-Por último, ¿ha habido alguna persecución especial contra Kaosenlared por parte de los poderes del estado en los últimos años?
-El caso más grave fue cuando, durante la huelga general del 29 de marzo de 2012, en la que hubo 40 detenidos en Barcelona, la tercera teniente de Alcalde y responsable de Prevención, Seguridad y Movilidad del Ayuntamiento de esta ciudad, Assumpta Escarp, del PSC-PSOE, propuso el cierre de Kaosenlared por “apología de la violencia”. Fue lo más importante. También hemos tenido casos concretos de amenazas, denuncias y presencias de nuestras páginas en la Audiencia Nacional. En fin, líos propios del estado represivo en el que nos movemos.

dissabte, 13 d’agost del 2016

Badajoz, agosto de 1936, la alondra ensangrentada


13-08-2016
                                                                         No cesará la alondra
ensangrentada en su furioso canto.
Hoy es el día del jamás y el nunca,
ah país del dolor, Extremadura.
Antonio Gamoneda

Han pasado 80 años desde la matanza de Badajoz, desde el crimen más vil de la historia de Extremadura. Y sin embargo, todavía, hablar de ello en esta tierra sigue siendo un tabú. Todavía mandan el silencio y la prudencia, todavía no se ha ido todo el humo, “todavía está todo todavía”. ¿Cómo es posible que el olvido siga ocultando el asesinato de miles de personas, el genocidio más brutal que ha sufrido nuestro pueblo?
14 de agosto de 1936. Badajoz es una ciudad sitiada, atemorizada, a punto de sucumbir. Desde hace días padece el bombardeo sistemático de la aviación y, tras la caída de Mérida, las columnas del ejército sublevado le han puesto cerco. Al oeste, el gobierno portugués colabora abiertamente con los golpistas y en el interior de la población la cárcel es un hervidero: en ella están los guardias civiles sediciosos a los que el pueblo trabajador de la provincia de Badajoz derrotó y desarmó en los primeros días, tras el levantamiento militar. En la frontera de Caya aún puede verse una bandera emblemática de la UHP (Uníos Hermanos Proletarios), pero el pánico ya ha prendido. Llegan noticias de las andanzas criminales que prodiga la Columna de la Muerte y el éxodo ya ha comenzado. Lo cuenta Mario Neves, el corresponsal de El Diário de Lisboa en su crónica del 11 de agosto: “Un largo hormigueo negro e interminable de mujeres y niños” va llegando al paso fronterizo huyendo de la catástrofe que todos presienten. “Tan sólo las milicias populares defienden la ciudad, sin que lleguen ni la artillería ni la aviación que Madrid promete diariamente. Es natural que la ciudad caiga de un momento a otro en mano de los rebeldes. En cuanto se acerque la columna de Castejón, bien pertrechada y provista de municiones, Badajoz tiene sus horas contadas”.
Badajoz es el primer rompeolas de todas las Españas. Todos los ojos están puestos en sus murallas, en estos campesinos que han osado enfrentarse al feudalismo de los señoritos, que le han dado vida al sueño de la reforma agraria. Pero Badajoz no se rinde, este ejército de yunteros, de lavanderas, de ferroviarios, de costureras, de albañiles, de maestras, de mecánicos, de criadas de servir, de médicos, de trabajadores de toda clase, ha decidido resistir. Hay que defender la República, hay que retrasar el avance de los fascistas hacia Madrid.
El 16 de febrero, con la victoria del Frente Popular en las urnas, se ha roto el dique de la presa de agua, viva y sonora, subyugada durante décadas. Ya no más dilaciones, trabajo, laicismo, democracia, tierra y libertad, grita el pueblo, que ha soportado durante tanto tiempo el desprecio y la altanería de las clases dominantes. “La carne y la sangre viva, el trabajo, el sudor, las lágrimas y el hambre, salían al encuentro de la bisutería, de las barras de carmín, de los polvos, el colorete, los tés danzantes, las rentas artificiales, las trampas y la hipocresía”. Así describe José Herrera Petere una manifestación espontánea en la Gran Vía madrileña celebrando el triunfo del Frente Popular.
Y en Extremadura, el 25 de marzo toma cuerpo la utopía milenaria. Al fin, la tierra para quien la trabaja. A las cinco de la mañana de aquel día, un ejército pacífico de jornaleros, a lomos de burros y pertrechados de subversivas azadas, le quita las legañas a las boicoteadas leyes de reforma agraria y dispara a la tierra con sus arados en 280 pueblos, comenzando a labrar más de 3.000 fincas. Los terratenientes y sus caciques jamás les perdonarán aquella insolencia, el propósito de vivir dignamente, sin servidumbre ni amos.
La gran serpiente de la reacción busca a tientas darle forma a su rencor. Y encuentra la solución donde la encontró a lo largo del último siglo, en el pronunciamiento militar. El 17 de julio se desata el golpe de Estado contra la República, que se lleva preparando desde el mismo día que venció el Frente Popular. Pero para sorpresa de todos, el golpe fracasa parcialmente. Pensaban que sería una asonada victoriosa más que sumar a la tradición montaraz del ejército. Pero las cuentas no les salen; el pueblo, aunque está desarmado, ha plantado cara en Madrid, en Barcelona, en decenas de ciudades, entre ellas Badajoz.
Francisco Espinosa, un historiador valiente y riguroso que ha estudiado en profundidad la República, la guerra civil y la represión franquista, evalúa la encrucijada de esos días. “Tal como quedó la situación, la pieza clave no era otra que el Ejército de África, herencia de la larga y temible guerra colonial”. A pesar de la resistencia popular, los militares africanistas controlan rápidamente Cádiz, Jerez, Sevilla y las capitales andaluzas. “El único escollo que se presenta es la provincia de Badajoz, importante porque”, además de representar el faro de la reforma agraria republicana, “impide el contacto entre las fuerzas de Mola y las de Queipo de Llano y Franco”. Las columnas de Asensio y Castejón se dirigen hacia Badajoz y a su paso van dejando un reguero de muerte. Fuente de Cantos, Zafra, Llerena, Villafranca, Almendralejo o Mérida conocen de primera mano las prácticas bárbaras de este ejército de ocupación. Para el primer escarmiento, el jefe de la columna pide normalmente un uno por ciento de la población; estas personas son liquidadas en pequeños grupos, dejando sus cadáveres en las salidas de los pueblos y otros lugares de especial tránsito.
BADAJOZ, CAPITAL DEL CORAJE
El 14 de agosto la suerte de Badajoz está echada. El bombardeo aéreo ha sido incesante desde las seis de la mañana y los obuses siembran el terror en todos los barrios. A los republicanos les sobra corazón, pero les faltan municiones. La defensa heroica sucumbe. A las cuatro y media de la tarde, tras un feroz combate, la columna de Castejón entra por Puerta Trinidad. Badajoz cae.
La batalla termina, pero ahora comienza la escabechina, la carnicería más monstruosa que se pueda imaginar. Para empezar, todos los republicanos detenidos en la Catedral de San Juan, el último reducto de resistencia, son fusilados en los altares. Y los arrestados in situ por toda la ciudad son congregados en la plaza del Ayuntamiento, donde se han colocado ametralladoras que los van eliminando por grupos. E igual suerte corre la mayor parte de los detenidos en algunos de los refugios. Son centenares los asesinados, la sangre corre ya por las calles Obispo y Ramón Albarrán. Pero el genocidio no ha hecho más que empezar. Mutilación y castración de cadáveres, ametrallamientos colectivos y saqueo indiscriminado son algunas de las hazañas del ejército “libertador” en los siguientes días… Bares, relojerías o tiendas de ropa son asaltados. Las violaciones y degüellos forman parte también del repertorio preferido de los invasores.
Pero donde se va a condensar la ignominia y la bajeza va a ser en la plaza de toros. Yagüe ha ordenado allí el encierro de los prisioneros. Al coso taurino van a parar no sólo los innumerables detenidos en Badajoz, sino además todos los refugiados arrestados por la dictadura de Salazar cuando intentaban pasar a Portugal.
Multitud de testimonios nos hablan de la humillación y de la barbarie en aquellas fechas. El poeta pacense Manuel Pacheco recuerda el terror de esas jornadas: “Fueron unos días horribles, yo no podía dormir, oía los disparos en la cercana plaza de toros, miles de fusilados. En los primeros días, solamente alguno de derechas tenía que decir ese, y rápidamente era fusilado”. Julián Zuzagagoitia, que por entonces era ministro de la Gobernación, narra la verbena de sangre y de horror homicida que tiene lugar: “Cientos de prisioneros fueron llevados a la plaza de toros donde, atraillados como perros de caza, eran empujados al ruedo para blanco de las ametralladoras que, bien emplazadas, los destruían con ráfagas implacables”. Y el periodista Jay Allen, del Chicago Tribune, da cuenta también de la vejación y del sistemático asesinato de republicanos. En una de las crónicas revela “un ceremonial y simbólico tiroteo en la Plaza de la Catedral. Siete líderes republicanos del Frente Popular fueron fusilados ante 3.000 personas”. Lo que cuenta Allen no es otra cosa que el asesinato con humillación pública incluida de, entre otros, el alcalde de Badajoz, Sinforiano Madroñero, y del diputado socialista Nicolás de Pablo.
La ciénaga mortal, plaza del mundo atravesada por hormigas blancas, es ahora sagrada y miserable y espantosa en la púrpura”. Antonio Gamoneda, un poeta enigmático, se torna transparente denunciando la matanza, poniéndole fecha y dirección a la barbarie. Mortal 1936, así se llaman los diez poemas que escribe en 1993 acompañando las tauromaquias trágicas del pintor extremeño Juan Barjola. “Este es el día en que los caballos aprendieron a llorar, el día terrible y natural de España. El animal de sombra enloquece en las pértigas del alba”. Nos imaginamos a los prisioneros tratados como animales, toreados, lanceados, rejoneados al amanecer y la rabia nos estremece. Ochenta años después aún arden las pérdidas, aún duele el sadismo de los vencedores y el dolor de los martirizados.
Bajo un bramido de campanas, crece la ejecución, gime el acero y tú, Marzal, eres horrible hasta en los ojos de tu madre. Así es la iniquidad, así es el llanto”. Al poeta ahora se le entiende todo. Marzal es el apellido del capitán de la guardia civil, uno de los matarifes más sanguinarios. Marzales, que os persiga por siempre nuestra memoria. Sanguijuelas, carniceros, maestros del odio, perros cuya única sabiduría fue el terror.
Pero, como nos enseña Hanna Arendt, para hacer el mal no es necesario tener corazones crueles. En estos actos canallas se trenzan la venganza y la directriz política. Se conciertan las venganzas menudas y las venganzas concluyentes, la venganza natural de los mercenarios y la venganza enfermiza de algunos jefes de la Guardia Civil, derrotados y perdonados por los republicanos. Y, por último, la decisiva venganza de los terratenientes, de quienes se consideran los dueños a perpetuidad de los latifundios, esas tierras que una morralla de ganapanes amenaza con arrebatarles. Pero la venganza, con ser insaciable, sólo puede llegar a este extremo de podredumbre si tiene los parabienes oficiales, si se inscribe en una directriz gubernativa. Y así era. La campaña de ejecuciones masivas de los primeros meses de la guerra obedecía a una orientación clara que Yagüe expresó con precisión, la necesidad de “purgar el país concienzudamente de todos los elementos rojos”. Y para los militares fascistas, como nos recuerda Francisco Espinosa, los rojos son considerados como seres inferiores carentes de todo derecho.
LA FÁBRICA DEL OLVIDO
Volvamos al inicio. ¿Si la matanza de Badajoz es un hecho histórico de tanto relieve, si es un parteaguas en la historia de Extremadura, por qué no forma parte del debate público, por qué funciona todavía el veto o la auto-censura? Quizás pueda ayudarnos a explicarlo revisar cuál ha sido el tratamiento de la matanza de Badajoz en las últimas décadas.
14 de agosto de 1977. Algo que la inmensa mayoría de los extremeños desconocen o no recuerdan es que este silencio pastoso actual sobre la fecha de la matanza de Badajoz no ha sido una constante. En 1977, justamente el 14 de agosto se convoca una manifestación a la que asisten más de 9.000 personas. En la convocatoria se anudan tres temáticas: la que motiva expresamente la convocatoria, la oposición a la central nuclear de Valdecaballeros; la reivindicación de la autonomía extremeña (la manifestación termina con un chaval de 15 años colgando la bandera verde, blanca y negra, no reconocida todavía oficialmente, en el Ayuntamiento de Badajoz); y, por último, aunque de modo implícito, el homenaje a los represaliados en la matanza de 1936. El pueblo comienza a re-apropiarse del 14 de agosto, resignificándolo, incorporando nuevas demandas. Y, ojo al dato: horas antes de la manifestación mencionada, el Ayuntamiento de Badajoz ha retirado de la fachada la lápida conmemorativa de la “victoria” del 14 de agosto.
El 14 de agosto de 1978, por su parte, se convoca nada menos que ¡el Día de Extremadura! La manifestación será ahora en Cáceres, con asistencia de 2.000 personas. Cinco años después, el gobierno autonómico fija como Día de Extremadura el 8 de septiembre, coincidiendo con la festividad de la Virgen de Guadalupe. Son los primeros años de la transición, el régimen atraviesa una crisis de legitimidad y está abierto un proceso constituyente. Los de abajo pugnan por recuperar el recuerdo de las luchas cruciales de las generaciones oprimidas precedentes. Después, el electoralismo y los derroteros amnésicos de la transición contribuirán a abandonar un camino que recuperaba esta fecha tan señalada para el pueblo extremeño.
Desde entonces el poder político, sistemáticamente, ha intentado borrar el rastro del crimen. Mencionemos sólo tres de los hechos más significativos. En 2002 el gobierno autonómico del PSOE derriba la antigua plaza de toros y en su lugar levanta un aséptico centro de convenciones, el nuevo Palacio de Congresos. En septiembre de 2007, en pleno desmelene del revisionismo histórico, Miguel Celdrán, alcalde del PP en Badajoz, propone sustituir el nombre de la calle Sinforiano Madroñero por el de Rodríguez Ibarra. Como se recordará, Madroñero era el alcalde de Badajoz en 1936 asesinado por los pistoleros de Falange. La argumentación que acompaña la propuesta de Celdrán tiene un repugnante regusto a chulería fascista: “fue un alcalde que sólo gobernó cuatro meses”. Y el tercero de los indicadores: a principios de 2009, el Ayuntamiento sustituye la histórica tapia del cementerio, cuyos agujeros de bala recordaban los fusilamientos, alegando motivos urbanísticos.
En conclusión: el 14 de agosto de 1936 el fascismo ahogó en sangre el proyecto de transformación social más ambicioso que ha vivido Extremadura, el que representaba la reforma agraria y la Segunda República. Las consecuencias de ese genocidio han sido históricamente devastadoras y llegan hasta nuestros días. La permanencia del latifundismo, la sangría extrema de la emigración o la pervivencia de relaciones clientelares de poder están íntimamente vinculadas con aquella derrota histórica de las clases populares extremeñas y españolas. La matanza de Badajoz consiguió así su gran objetivo: inocular el miedo y la resignación en el subconsciente colectivo extremeño, trascendiendo las generaciones. Y la clase oligárquica en Extremadura, los grandes dueños de la tierra, asentaron un sólido dominio que, en gran medida, aún perdura.
El planificado olvido de la matanza de Badajoz -cuando no su repugnante negación histórica- es la demostración de que, en las últimas décadas, ha prevalecido la memoria de los vencedores. Pero se equivocan de raíz los olvidadores y los olvidadizos, los que apuestan a vaciar la memoria del pueblo. Como dice Mario Benedetti: “Todo se hunde en la niebla del olvido, pero cuando la niebla se despeja, el olvido está lleno de memoria”. Tenemos memoria, tenemos lealtad a los luchadores del pueblo, tenemos conciencia de que sólo luchando venceremos.
14 de agosto de los años venideros: No cesará la alondra ensangrentada en su furioso canto.

Manuel Cañada, militante de los Campamentos Dignida

diumenge, 3 d’abril del 2016

Manuel Fernández Márquez: Yo soy yo y mis compañeros

Ocurrió hace 43 años, el 3 de abril de 1973. “Ese día murió Manuel Fernández Márquez, Obrero.  Pero no de cansancio, como morimos muchos. Pero no de accidente de trabajo, como seguimos muriendo. Pero no de hambre y de miedo, como quisieran que muriésemos. Murió por gritar que no quería morir por nada de eso. Murió por gritar Yo soy yo y mis compañeros”. Así empezaba el poema que un compañero de trabajo comenzó a leer en el funeral y que no pudo acabar porque la policía arremetió contra la multitud congregada para repudiar el crimen.
Manuel Fernández Márquez, asesinado por el régimen fascista en Sant Adrià de Besòs, había nacido en Badajoz en 1946. Como miles de extremeños, tuvo que emigrar a buscarse las habichuelas fuera de su tierra, expulsado por los señoritos y caciques, huyendo de la asfixia económica y moral del cortijo. Sus manos, que conocían ya la dureza de la siega y el trajín del acarreo, indagaban ahora una nueva lonja donde ser contratadas. Junto a su familia recaló en tierras catalanas. Allí, junto a su padre y su hermano trabajó en las minas de Figols Berguedà,  y después como montador en COPISA, una de las empresas que construía la central térmica del Besòs, propiedad de FECSA-EndesaPara entonces, cuando ocurrió el crimen, vivía en Santa Coloma junto a su mujer y a su hijo de dos años. 
En aquellas fechas, los casi dos mil obreros de la central térmica, estaban en plena lucha. Reclamaban 40 horas semanales de trabajo, en lugar de las 56 que hacían, un incremento de los sueldos, cobrar el salario íntegro en caso de enfermedad y el derecho de reunión en la empresaFormaban parte de aquel gigantesco seísmo de las Comisiones Obreras de Cataluña, del minucioso trabajo de organización de la clase obrera durante más de una década, un movimiento que se había convertido, sin duda alguna, en el enemigo más consciente y combativo del régimen.
Aquel 3 de abril, cuando el turno de las siete llegó a la central, las puertas de la térmica estaban cerradas. Un auténtico ejército les esperaba: una brigada de policía especial traída desde Valladolid, un destacamento de policía nacional a caballo y un grupo de guardias civiles apostados en las dos torres de la central, componían aquella tropa de la vergüenza. Los trabajadores pretenden entrar al centro de trabajo en grupo, como es habitual, pero la dirección de la empresa dice que han de hacerlo de cinco en cinco. Los trabajadores se niegan. Algunos de ellos, cortan la vía del tren de cercanías y entonces se desencadena la represión dispuesta. En la tercera carga, la policía ametralla directamente a los trabajadores. Serafín Villegas Gómez, de 25 años, es herido de bala y Manuel Fernández Márquez cae abatido mortalmente a su lado.
El franquismo, ese régimen que algunos han tratado de dulcificar calificándolo como “autoritario”, mató mucho y a conciencia. El cuento de la transición hizo todo lo posible porque lo olvidáramos, porque no recordáramos esa era vil que describía irónicamente Jesús López Pacheco en un poema: “Hijo, abrígate bien. Y ponte la bufanda. No vayas a coger alguna bala en los pulmones. Que no está el tiempo bueno todavía”.
Pero el olvido está lleno de memoria. Y a pesar del meticuloso trabajo de los olvidadores y de la indecencia cómplice de los olvidadizos, el recuerdo de Manuel Fernández Márquez y de otros miles de luchadores antifascistas retorna con fuerza. Mi abuelo era de Extremadura y solo llevaba tres meses en Santa Coloma. Años después le dedicaron una calle en Sant Adrià del Besós, la calle Manuel Fernández Márquez, una calle normal y corriente que tiene nombre de persona normal y corriente porque está dedicada a la memoria de un trabajador, como muchos otros, que la policía del régimen de Franco mató sin que nadie entendiera por qué”, escribiría la nieta de Manuel, Ainhoa Fernández, algunos años más tarde. ¡Qué sería de nosotros sin la lucha de esas personas normales y corrientes, de esos Manuel Fernández, Cipriano Martos, Victoriano Diego, Francisco Javier Verdejo, Pedro Patiño y tantos otros, centenares de trabajadores asesinados por el franquismo, qué sería de nosotros sin esos héroes anónimos dispuestos a jugarse una y otra vez el pellejo por la libertad y por los derechos!
Regresa la memoria de Manuel Fernández. Pero no lo hace sólo como homenaje a una vida truncada, entregada al bien colectivo. Su ejemplo se carea con el presente, justo ahora cuando es más necesario que nunca la organización y la rebeldía de los trabajadores y cuando el poder vuelve a enseñar las uñas mugrientas de la represión. “Yo soy yo y mis compañeros” gritó Manuel Fernández. Yo soy yo y nuestras circunstancias, “nuestra humildísima ribera”, nuestro derecho a vivir con dignidad. 
El recuerdo de Manuel Fernández vive en la lucha de las personas desahuciadas de su vivienda, en los nuevos emigrantes o refugiados que buscan el trabajo o la supervivencia fuera de su patria, en los trabajadores y trabajadoras que se organizan contra la explotación y la precariedad, en los militantes como Alfon o Andrés Bódalo que pagan con cárcel su compromiso con la clase obreraUn chaparrón de memoria viene abriendo las puertas del futuro. 

Manuel Márquez Berrocal, fundador de Kaos en la red y Manuel Cañada Porras, militante de los Campamentos Dignidad de Extremadura